Los clientes

por | Ene 2, 2020 | Emprendimiento | 4 Comentarios

Si ya tienes empresa sabrás que ahora tus clientes se han convertido en tus jefes.

Seguro que empiezas tu día con una linda lista de tareas para dejarla terminada al finalizar la tarde, pero los WhatsApp, correos y llamadas de tus clientes no te permiten culminar nunca esa lista, se la pasan agregando nuevas cosas a tu lista que hacen que pospongas tus planes para días posteriores. Todo tu día se resume en solucionar problemas de tus clientes.

Sé que solucionas sus demandas y caprichos porque quieres mantenerlos felices todo el tiempo, no te preocupes, me ha pasado. ¿Pero entonces dónde está la independencia? Seguro que querías ser tu propio jefe cuando emprendiste, pero tus acciones y las de tus clientes te han llevado a este punto. De tantos caprichos que tienes para resolver no logras sacar el tiempo para lo importante.

No creo en la frase “El cliente siempre tiene la razón”. Escúchalos y explica con respeto tu punto de vista, para esto te contrataron.

Tus ingresos dependen de tus clientes, eso es real, pero recuerda que tu empresa es parte de ti y si complacer a tus clientes, te desgasta y te quita tiempo, además de que en algunos casos muchos de ellos no son conscientes de que se están sobrepasando contigo, esto se puede convertir en una bola de nieve que más adelante no logres controlar.

Te confieso que no soy una emprendedora experta, he tenido muchos fracasos, pero lo único que si sé es que gracias a esos fracasos he adquirido muchos aprendizajes que me han llevado a vivir la vida y la empresa que soñé. Espero que mi consejo pueda ayudarte si estás pasando por una situación complicada respecto al manejo de tus clientes. Pues este es mi consejo: En algunas ocasiones lo mejor es despedir al cliente, así tus ingresos disminuyan, tu tranquilidad lo vale, confía en tu instinto. Dile adiós con respeto y concéntrate en los que más valor te generan.

El 80% de los beneficios de tu empresa proviene del 20% de tus clientes

La Ley de Pareto del 80/20 puede resumirse en que el 80% de tus ingresos provendrá del 20% de tus clientes, así que concéntrate en ese 20% que no representan la inversión de todo tu tiempo y estrés, revisa cuál es el tipo de clientes que quieres y no accedas a trabajar con personas que solo te traigan sufrimiento. Si en los primeros tres meses de trabajo no te acomodas es mejor abandonar este cliente.

Ten en mente que al igual que tú, ellos decidieron emprender, pueden estar pasando por situaciones difíciles o están en etapas de construcción de su organización en la que aún están inmaduros. Es posible que no traten con respeto tus ideas, que se consideren a ellos mismos expertos y solo escuchen recomendaciones que vengan de altos empresarios de multinacionales o a grandes agencias con más de 200 empleados. Te mirarán por encima del hombro porque ellos tienen 20 empleados y tú eres el único empleado de tu compañía. Pero no te desgastes, permíteles que te conozcan y te valoren, gánate un lugar, no cumpliendo caprichos, si no cumpliendo con lo pactado y siendo claro, honesto y responsable con su trabajo, demuéstrales que a ti te importa su empresa. En el futuro si este cliente descubre quien eres y verdadero valor, aprenderá a escucharte.

Mantener siempre contentos a los clientes es casi imposible. Por esto mi recomendación es que dejes las cosas claras con ellos desde el inicio, hasta donde va tu responsabilidad y la de ellos. Te sugiero además que no uses contratos largos, trabaja por mes. Puede sonar muy incierto para el tema económico de tu compañía, pero de esta manera en el momento en que ellos tengan una inconformidad con tu trabajo o seas tú quien no esté de acuerdo con algún mal trato, forma de actuar o de trabajar podrás abandonarlos o ellos a ti. Trabajar por obligación y sin motivación será un castigo que preferirás evitar.

También es importante que los trates como te gustaría que traten a ti, háblales con honestidad, claridad e igualdad.

Habla a tus clientes con la verdad, si descubres que un cliente no necesita tus servicios, así parezca que pierdes en ese momento, dilo. Ese cliente lo agradecerá contratándote en el futuro o trayéndote nuevos clientes.

De vez en cuando ayúdalos con un favor adicional sin cobrar y haciéndoselos saber, para que no consideren que esto es tu responsabilidad. Valora tu tiempo y tu conocimiento, si no lo haces ellos lo harán por ti y no será un precio justo. Si no están dispuestos a pagar el valor que solicitas, no lo rebajes, deja ir a este cliente, en el futuro este representará un gran problema para ti que puedes ahorrarte antes de empezar una relación comercial.

Tus clientes se convertirán en tus amigos, compórtate como tal, pero siempre diferenciando los temas relacionados con trabajo, cumpliendo lo pactado y sin abusar de la amistad.

 

“Siempre que te descubras en el lado de la mayoría, es hora de detenerse a reflexionar”
– Mark Twain –